Un accidente repentino me hizo comprender la fragilidad de la vida y la posibilidad de enfrentar la muerte en cualquier momento.
Siento la importancia de la vida y quiero aprovechar cada día para avanzar hacia mis metas y sueños.
Agradezco estar vivo y quiero vivir de la mejor manera posible para no causar dolor a quienes me rodean.
Realmente, nuestra vida es impredecible. Recientemente, un accidente automovilístico cerca del ayuntamiento se cobró la vida de varias personas. Tenían entre 30 y 50 años, personas que aún tenían mucho que hacer en el mundo, que aún tenían mucho tiempo por disfrutar. Es realmente lamentable.
Al ver este tipo de accidentes, me siento agradecido por estar vivo. No sabemos cuándo nos enfrentaremos a la muerte. La gente asume que la muerte es algo natural que llega con la edad, y que a nosotros también nos sucederá. Sin embargo, eso no siempre es así.
Siempre vivimos bajo la posibilidad de la muerte. Podemos morir mientras caminamos por la calle, mientras conducimos, mientras viajamos en avión, mientras comemos. Es poco probable, pero todas las acciones conllevan la posibilidad de la muerte.
Por eso, debo dar lo mejor de mí hoy. Aunque piense que si muero, pues así será, daré lo mejor de mí cada día. Si pienso que moriré de todos modos, no hay necesidad de hacer nada. Pero tengo objetivos y sueños, y una razón para vivir, así que daré lo mejor de mí hoy para construirlos poco a poco.
Estoy agradecido por poder hacer cosas, por estar vivo, por no causar tristeza a los que me rodean con mi muerte, y daré lo mejor de mí con gratitud.